Si fuera una silla, me gustaría ser una hamaca, porque así a los que se sentaran les daría un gustillo y se dormirían.
Por el verano se me llevarían a la playa o a la piscina, se tumbarían encima de mí, para tomar el sol. Después cuando tuvieran calor, se irían a dar un baño y como volverían chipiados me refrescarían a mí también.
Por la noche en los pueblos, la gente saldría a tomar la fresca conmigo, se sentarían encima de mí, o incluso alguno se tumbaría, empezarían a contarse historias y yo me enteraría de todas ellas.
Algún niño pequeño, al oír la historia se quedaría dormido encima de mí.
Por el verano saldrían a la terraza conmigo, para poder tumbarse, al sol o a la sombra, para así poder descansar del largo día de calor.
Santiago Tobajas
domingo, 21 de marzo de 2010
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