viernes, 2 de abril de 2010

Si yo fuera pulga

Soy una persona, un ser humano y estoy bien tal y como estoy, me explico, no me gustaría ser, una tortuga, porque es muy lenta, una rata, porque es muy sucia, un topo, porque no ve un cuerno, y mucho menos me gustaría ser, una pulga.

Si fuera pulga no podría disfrutar de las grandes ventajas que ser humano conlleva. No podría jugar a la consola, a parte de por ser diminutamente pequeño, no tendría manos, ni cinco dedos con los que coger cosas. Sería una tortura. Aunque, metiéndome en las ventajas que ser pulga conlleva, podría morder en la espalda al mismísimo presidente o a cualquier pringado que quisiera y como no tuviera un matapulgas o algo parecido al lado, no se las pasaría muy bien.

Y en el tema de la higiene, ¿como me ducharía?, porque, no creo que una pulga se pueda echar agua encima y se vaya de rositas, debido a su microscópico tamaño, hasta una gota de rocío le pesaría en el cuerpo. Y ¿como me lavaría los dientes?, porque como no inventen un cepillo de dientes tamaño excremento de mosquito no se cómo me las apañaría.

Definitivamente, yo, me suicidaría si me convirtiera en pulga, no solo por lo que he dicho, también porque, si me levantara por la mañana y viera mi cara reflejada en el espejo del baño, preferiría ver al hombre del saco que al pulgón feazo.
Si tuviera que ser pulga, ya sabría que pedirle al genio de la lámpara de Aladin, creo que no hace falta que lo diga, fácil, que existiera el hombre del saco.
Carlos

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